lunes, 27 de julio de 2009

04. ÁREA de teología e historia: teología contextual II

1. Instituciones y teólogos representativos de la Iglesia Católica
Entre las instituciones importantes están las doctrinales: que son el desarrollo de los sacramentos; el desarrollo del Derecho Canónico y de éste último surge la convocatoria a concilios (Lateranense I-IV; Lyon I-II; Viena; Trento, Vaticano I y Vaticano II), el Tribunal del Santo Oficio, hoy la Comisión de Fe y Orden. El papado adquiere una autoridad inapelable a partir del decreto de infalibilidad papal “Pater Aeterni”, del concilio Vaticano I, 1870

También están las instituciones administrativas, el primado que adquiere con los siglos el obispado de Roma; la basílica de san Pedro en Roma; el vaticano refundado como Estado con la donación de B. Mussolini. Las jerarquías eclesiásticas: papado, cardenales, arzobispos, obispos y diócesis.

Están las instituciones educativas, las universidades de Salamanca (1218), Coímbra (1308), Alcalá de Henares (1293), en la península. Cambridge (1209) y Oxford (1096), , en Inglaterra. Bolonia (1088), en Italia y la Sorbona (1275), en Paris. Heidelberg (1386), en Alemania y Lovaina (1425) en Bélgica. El modelo educativo desde la alta edad media seguía el Trivium (gramática, retórica y dialéctica) y el Quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música).

Entre los teólogos destacados de la Iglesia es preciso mencionar a Agustin de Hipona en la antigüedad; en la escolástica a Pedro Abelardo, Pedro de Lombardo, Tomas de Aquino; Contrarios al escolasticismo son Buenaventura, y Guillermo de Ockam; en la época moderna se reconoce a Karl Rhaner y Henri de Lubac, Jean Danielou y Hans Küng entre otros.


2. Instituciones y teólogos representativos de la Iglesia Protestante
Entre las instituciones doctrinales de la Reforma: los gritos de la Reforma, Sola Scriptura, Sola Fide, Solo Christo y Sola Gratia. Los Reformadores rechazan las indulgencias y la versión sacramental de la salvación; refutan la libertad de la voluntad por un lado, y la bondad del intelecto en el ser humano, por el otro. Ciertamente, el ser humano no es tan perverso como podría ser, pero nada de lo que haga puede recomendarlo delante de Dios para los fines de la salvación, aparte de la gracia de Dios.

En cuanto a las instituciones administrativas, la unidad básica es la Iglesia local, que en los países europeos llega a ser Iglesia Nacional sostenida por los impuestos de los contribuyentes. Las denominaciones como institución surgen particularmente en los campos misioneros de Asia, África e Iberoamérica, como resultado de la actividad misionera de ingleses, Norteamericanos y, en menor grado, de europeos. Las alianzas evangélicas y conferencias de pastores no tienen peso jerárquico administrativo.

Entre las instituciones educativas se hallan La universidad de Wittmberg (1517), en Alemania, la Academia de Ginebra (1535); la Universidad de Basilea (1529) en Suiza; Cambridge y Oxford (1649-1660), tras la Reforma en Inglaterra. En el Nuevo Mundo, se fundan con especificidad religiosa Harvard (The New College, 1636), Princeton (1746), Darmouth College (1769).

Entre los teólogos prominentes del protestantismo se haya Martin Lutero, Juan Calvino, Ulrico Zuinglio durante la Reforma. En el siglo XIX F. D. Schleiermacher; Soren Kierkegaard; en el siglo XX Karl Barth (1886-1968), Emil Brunner; G. C. Berkouwer (1903-1996); Rudolph Bultmann (1884-1976). En el siglo XXI Alister Macgrath; Eberhard Jungel; Wolfart Pannemberg


3. Origen y desarrollo de la teología Latinoamericana: Teología de liberación y teología evangélica. Personajes representativos.

TEOLOGIA CATOLICA LATINOAMERICANA
En la teología católica los orígenes de la reflexión teológica versan en torno a la humanidad de los indígenas. Francisco de Vitoria, dominico, creía que los indios debían ser evangelizados y convertidos. La teología de fray Bartolome de las Casas, también favorece lo que para los teólogos de salamanca (Juan Gines de Sepulveda, 1550) era una herejía indiófila. El papa Pablo III promulgo, en 1537, una bula en la cual se afirma la humanidad de los indígenas. El arreglo al final fue jurídico con la redacción de las Nuevas Leyes de Indias, 1542. Sin embargo, la protección fue deficiente e inefectiva.

La próxima controversia teológica que ocupo a la Iglesia fue la notica de la llegada de “luteranistas” a tierras de indias. Hay reportes de actividad de la Inquisición tras la captura de navegantes ingleses presentes en América. Los enjuiciados son muy pocos ya que estaban dispuestos a abjurar con tal de salvar la vida.

Con la llegada de la obra misionera protestante la Iglesia toma una postura abiertamente antiprotestante. Se reportan palabras de obispos según las cuales los protestantes deben pagar con su vida la herejía. En los países en los que hay concordatos (Colombia), la Iglesia puede conducir la actitud de la república hacia la oposición protestante. En los países visitados por el liberalismo político, la iglesia no puede enfrentar desde el Estado a los protestantes. Debe hacerlo desde la Iglesia.

En el Siglo XX lo más significativo en teología católica es la decisión de sacerdotes católicos d abrazar el socialismo y aun la lucha armada (P. Camilo Torres). La guerra fría esta en pleno apogeo y el marxismo es la doctrina oficial de las universidades nacionales. De ese fermento de liberación nace la actitud de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (1968), alentada por el concilio vaticano II y la búsqueda de una tercera vía en Europa (capitalismo vs. Socialismo).

Así, surge la teología de la liberación gestada en diálogo con el pensamiento europeo. Rubem Alves es el profeta del movimiento; Gustavo Gutiérrez es el teólogo sistemático; y Segundo Galilea el pastoralista. Leonardo Boff asegura en Guatemala (2005) que el movimiento sigue activo con las comunidades eclesiales de Base. Entre los teólogos que prestigiaron a la teología de la liberación, no se puede dejar de mencionar a Juan Luis Segundo, autor de la “Liberación de la Teología” (el circulo hermenéutico).

TEOLOGIA PROTESTANTE LATINOAMERICANA

La primera fase de la teología latinoamericana es una teología polémica, tratando de probar Biblia en mano, los errores del romanismo. Se trata de aplicar la “sola scriptura” a la teología católica. Esta postura rinde grandes dividendos en la evangelización. Entre tanto, la Iglesia Católica ni siquiera permite leer la Biblia, actitud que cambiará a partir de la encíclica Divino Afflante Spiritu (1443).

La segunda fase es teología ecuménica, que se cultiva desde la fundación del Concilio Mundial de Iglesias (1948). Esta teología esta muy abierta a los métodos histórico críticos en la lectura de la Biblia. Tambien, tiene gran simpatía por las causas de izquierda y tiene vínculos a distintos niveles con la jerarquía católica. Asi evoluciona la conferencia evangelica latinoamericana CELA, entre los años 30s y 40s, culminando con la formación de Iglesia y Sociedad en América Latina ISAL, (1960-1970).

De esta tradición surgen nombres como Mortimer Arias, José Miguez Bonino, Emilio Castro a nivel teológico, ecuménico e intelectual. A nivel pastoral surgen personalidades como Juan Carlos Ortiz. Una transición a la teología de la liberación se ve en la obra de Miguez Bonino “La fe en busca de eficacia”.
Una fase diferente es la que aglutino a varios pensadores evangélicos menos estridentes. Se trata de la Fraternidad Teológica Latinoamericana que surgió en el CLADE I, 1968. Sus figuras centrales son René Padilla, Samuel Escobar, Emilio Antonio Núñez, personalidades más cercanas a la Iglesia y menos comprometidas con posturas políticas. Una nueva generación ha tomado paulatinamente el lugar de los fundadores. Esta reflexión ha girado en torno a la misión integral de la Iglesia y a la renovación política y social del continente. La creciente Iglesia pentecostal ha participado del quehacer teológico en la reflexión de la FTL, como lo ilustra el caso del Dr. Norberto Saracco.

El balance de la teología evangélica latinoamericana es que se trata de “ejércitos sin generales” mientras del lado ecuménico podría hablarse de “generales sin ejércitos”. El liderazgo es más proyectado por medio de la acción que de la reflexión y el déficit teológico en Iberoamérica es incuestionable.


4. Teología de la misión: iglesia y misión.
Asiento de la misión
La teología de la Misión se inicia con el Dios creador. En términos bíblicos no se puede hablar de misión sin mencionar la creación. En Génesis, Dios nos entrega un mundo para sojuzgarlo y dominar sobre el (Gn.1:26-27). El plan de Dios consiste en que el hombre sea vicerrector suyo. Dios ordenó: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla (Gn.1:28). Lo “administrable” incluye el trabajo, la cultura y el progreso (Gn.2:15), la familia (2:28), y el reposo (Gn.2:3). Declarar a Dios señor de este mundo y trabajar porque su voluntad sea hecha como en el cielo “así también en la tierra”, es la quinta esencia de la misión.

Oposición a la misión
Sin embargo, ya en el entorno de Génesis aparecen dos ideologías en conflicto. La serpiente tiene la suya “no moriréis, sino que sabe Dios que el día que de el comáis, serán abiertos vuestro ojos, y seréis como Dios sabiendo el bien y el mal (Gn.3:4-5). Dios había dicho De todo árbol del huerto podéis comer (Gn. 2:15-17). La provisión de Dios, su bondad y gracia son patentes en el amplio permiso que da al hombre. La única prohibición del Edén anticipa y encapsula la ley que moldeará el carácter del hombre (Gn.2:17).

La serpiente no pide compromisos, pero el hombre, sin darse cuenta, los adquiere y sufre las consecuencias: muerte social “tu deseo será para tu marido y el se enseñoreará de ti” (Gn.3:16). Muerte ecológica: “maldita será la tierra…espinos y cardos te producirá” (Gn3:17-18). Muerte física: “polvo eres y al polvo volverás” (Gn.3:19). Muerte espiritual: “y lo sacó Jehová del huerto” (Gn.3:23).

Los temas de la misión
La obra de Dios a favor del hombre, se ve con mayor claridad en la promesa hecha a Abraham según la cual recibiría una tierra, una descendencia y una misión (Gn.12:1-3; 15:5-7; 17:5-8). El tema de la tierra se cumple en parte con la entrada en la tierra prometida (Josué). El tema de la descendencia se cumple en parte con su simiente (Gn.21:1-7) y con la Simiente por excelencia que es Cristo (Gá.3:16). El tema de la misión es la extensión del reino de Dios en palabra y obra, a partir del evangelio de Jesucristo (Gn.12:2).

Dios se propone establecer su reino y gestar un plan de salvación a partir de una nación. Jehová advierte que los reyes humanos abusaran del pueblo y que el glamur del poder tiene como costo el abuso del monarca (Dt.17:14-20; 1 S.8:10-18). Pero, Israel rechazó a Dios como rey. Queda en el horizonte profético un rey que devolverá a Israel su correcta relación con Dios (Is.11:1-5;9:1-7). Viene un redentor (Gn.3:15; 49:10), que cumple el papel de profeta (Dt.18:15-22), sacerdote (Sal.110:4; Is.53:1-12) y de rey-juez (Ez.37:24-28; cf. Sal.2; 110:1-7).

Isaías pone de manifiesto “una buena nueva” que proclama la anunciadora de Sion (Is.52:7-10). De este contexto se toma, en el lenguaje de la LXX, el concepto de buena nueva o evangelio. En el NT, esta vinculado a esta “buena nueva”, el sistema sacrificial que prefigura a Jesucristo, en quien, finalmente, se cumplen las demandas de la justicia de Dios (Ro.3:21-26). Por eso el NT señala que esta promesa mesiánica tiene su cumplimiento en el ministerio, vida y muerte de Jesús (Lc.4:16-20) y en la misión de la Iglesia (Hch.2:1-4; 32-36; y 4:11-12).

Jesús se presenta con un mensaje distintivo “arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt.4:17). Jesús explicó a Pilato que su reino “no se origina en este mundo”. Su autoridad viene de arriba. Por eso el puede decir, “toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mt.28:18). “Por tanto id y haced discípulos en todas las naciones bautizándolos en el nombre del padre del hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles que guarden todas las coas que os he mandado” (Mt.28:18-20).

La misión se hace en la fuerza del Espíritu (Ro.7:6); por eso los creyentes han de ocuparse de las cosas del Espíritu, que producen vida y paz (Ro.8:6). Además, el Espíritu es quien capacita con sus “dones” a los creyentes para el servicio (1 Co.12-14). Esta vitalidad del Espíritu es la que se manifiesta en la vitalidad de la misión (Gá.5:18-21). Por eso, la extensión de los valores, de la ética y de la obra de Dios en el mundo, va ligada al ministerio evangelizador de la Iglesia.

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