lunes, 27 de julio de 2009

02. Área de Biblia: lenguas bíblicas

1. Las características del idioma hebreo y el Antiguo Testamento
El hebreo es uno de los idiomas antiguos del mundo, el cual aun se habla hoy. Fue el idioma que hablaron los fenicios y cananeos en el año 4000 A. C. Los hebreos adoptaron el idioma de los cananitas. Perteneció al grupo de lenguas semíticas, que cubrían el territorio desde el golfo pérsico hasta el norte de África. El alfabeto hebreo y el fenicio fueron dos ramas cananeas del alfabeto nor-semítico.

El hebreo se lee de izquierda a derecha y se escribía consonantalmente, es decir, sin vocales. El hebreo, como otras leguas semíticas, tenía su propia escritura, hoy conocido como hebreo temprano. Mas tarde adoptó la caligrafía de una lengua hermana, el arameo, de rasgos más rectangulares que el hebreo temprano, caligrafía que se usa hasta hoy. La escritura del paleo-hebreo correspondió a la etapa de los reyes y los profetas.

El proceso de agregarle vocales tiene como propósito guardar la pronunciación de las palaras y son pequeños marcas (puntos y guiones) colocados encima, en medio y debajo de las consonantes. Las vocales del texto son producto de la tradición hebrea y digamos y constituye quizá un 30% del aprendizaje del idioma, consiste en conocer como funcionan las vocales históricas, largas, cortas y semivocales del idioma ante distintos accidentes.

Casi todas las palabras tienen tres consonantes (raíz), que sirven de materia prima para agregar prefijos, sufijos y vocales, con lo cual se forman los accidentes gramaticales de la palabra. De esa manera se indican el objeto directo, la posesión y la conjugación de los verbos, adquiriendo las tres radicales un gran número de significados simplemente por el cambio de sufijos y prefijos. Por ejemplo, las radicales mlk pueden indicar “rey”, “reinado”, “reino” y sugieren la idea general de gobernar.

Solía establecerse una distinción muy rígida entre el hebreo y el griego que ya no se sostiene hoy en día. Se decía que los hebreos eran concretos al expresarse y que los griegos eran abstractos o filosóficos. Esa idea de que el hebreo es concreto y no especulativo fue cuestionada a principio de la década del sesenta por el profesor de Oxford, James Barr. El mismo James Barr nos alertó sobre la posibilidad de interpretar la Biblia con base a “la mentalidad” de hebreos y griegos. Las generalizaciones, “generalmente” no son ciertas, y en la práctica, el uso de ese criterio para interpretar un pasaje, condujo a preguntarse: cómo pensaba los griegos o los hebreos en lugar de preguntarse “qué significa el texto”.

En cuanto a otros rasgos interpretativos, las oraciones en algunos casos son nominales, esto es, sin verbo. Se une un sustantivo a una frase preposicional y el lector suple el verbo por el contexto. En su mayoría las oraciones contienen un verbo.

La narrativa usa abundantemente la waw o conjunción “y”. Se conoce a estas construcciones como “paratácticas”, “y esto”, “y aquello”, “y lo otro”, que nuestras versiones modernas suavizan con “ahora”, “ahora bien”, “pues” ó simplemente “y”. Reina Valera tiende a vertir en castellano simplemente con la conjunción “y”. El estudiante de hebreo debe estar avisado de este fenómeno literario pues determina la extensión de las cláusulas.

La poesía hebrea, la literatura hímnica (salmos) y la sabiduría, usan el paralelismo. La “rima” hebrea es la pareja de afirmaciones o proposiciones del paralelismo. Este puede ser sintético si la segunda línea resume el concepto de la primera; antitético, si la segunda línea se opone a la primera; simbólico, si la primera línea plantea un símbolo o imagen que se explica en la segunda; sinónimo, si la segunda línea repite en palabras diferentes el mismo concepto de la primera.

La profecía, por otro lado, son discursos, quizá sermones predicados por el profeta, puestos luego por escrito, en los que el hombre de Dios habla la palabra de Dios al pueblo de Dios.

El arameo bíblico es un grupo de dialectos asirio/babilónicos que fueron el idioma del imperio Asirio en el siglo VII A. C. La caligrafía “cuadrada o angular” del arameo, hemos dicho ya, que fue incorporada al hebreo alrededor del siglo IV A. C. Las porciones escritas en arameo en el Antiguo Testamento son: Je. 10:11, Dn. 2:4 a 7:28; Es. 4:8-6:18 y 7:12-26.


2. El alfabeto hebreo y los principios gramaticales del idioma
He aquí algunas características generales del alfabeto hebreo:

· Hay 23 consonantes; las vocales son marcas diacríticas arriba, en medio y debajo de la palabra.
· En hebreo no hay mayúsculas ni minúsculas.
· Hay cuatro letras guturales y reš, que toman una vocal reducida y se pronuncian guturalmente. Se les llama guturales por pronunciarse del fondo de la garganta: x h H f r
· Hay seis begadkafat, letras con punto en medio, que afecta la pronunciación (antes de vocal: dura; después de vocal: suave).
B b (v sin punto, sonido continuo) G g D d K k (c sin punto, sonido continuo)
P p
(f sin punto, sonido continuo) T t (th sin punto, sonido continuo)
· Hay cinco letras finales cuya caligrafía varía:
k caf, j caf final;

m mem, M mem final; n nun, N nun final; p pe, J pe final; c tsade, C tsade final.

· Aproximadamente un 30% del estudio del primer año de hebreo se dedica a los cambios vocálicos (alargamientos, supresiones y desapariciones) cuando se agregan prefijos y sufijos.

· En sus orígenes las letras tenían el significado de algún objeto

El hebreo es un idioma que proviene del oriente, de las así llamadas lenguas semíticas, que guardan similitud en fonología, morfología, sintaxis y vocabulario:
  • El sonido de las letras del alfabeto es similar al castellano (su pronunciación es fonética)
  • Las palabras se forman con tres radicales y cuando se comparan con otro idioma semítico las raíces comparten significados, lo cual señala un origen común.
  • Las tres consonantes sirven de materia prima para agregar prefijos, sufijos y vocales, con lo cual se forman algunos accidentes gramaticales de la palabra. De esa manera se indican el objeto directo, la posesión y la conjugación de los verbos, adquiriendo las tres radicales un gran número de significados simplemente por el cambio de sufijos y prefijos.
  • Las oraciones en algunos casos son nominales, esto es, sin verbo. Se une un sustantivo a una frase preposicional y el lector suple el verbo por el contexto. En su mayoría las oraciones tienen un verbo.
  • La narrativa usa abundantemente la waw o conjunción “y”. Se conoce a estas construcciones como “paratácticas”, “y esto”, “y aquello”, “y lo otro”, que nuestras versiones modernas suavizan con “ahora”, “ahora bien”, “pues” ó simplemente “y”.
  • La sintaxis usa los casos, nominativo, genitivo y acusativo, si bien no hay una forma que los identifique sino se reconocen por la función o posición dentro de la oración (sujeto, posesión y objeto directo). Se estudia la sintaxis del nombre, de los verbos y de los calificadores (pronombres, adjetivos y preposiciones).
  • Los verbos cambian su forma según se quiera dar a entender la forma básica del verbo, activa (qal), la pasiva-reflexiva y media (nifal), la causativa-declarativa (hifil), la intensiva (piel), la reflexiva-recíproca y pasiva (hilel, o hitpael), la causativa pasiva (hofal), la intensiva pasiva (pual) y otras menos frecuentes.


3. Morfología del idioma hebreo

Por su forma se destacan los siguientes rasgos característicos: en hebreo, existen en el pronombre, nombre y verbo dos géneros gramaticales, masculino y femenino; el masculino sin terminación especial y el femenino terminado, generalmente, en -t, -at, -d; en ocasiones en hebreo se usa el femenino para expresar el neutro. Un tercer numero, el dual se conserva en algunos casos en el nombre (partes del cuerpo dobles, instrumentos dobles, etc.). Si bien el nombre no guarda una forma especial para los casos, más que la sintaxis (uso), si posee formas distintas para los estados absoluto y constructo. Este rasgo típico morfológico hebreo, consisten en que si el nombre aparece independiente va en el llamado “estado absoluto”, si aparece unido a un genitivo que le sigue tiene una forma más breve, tanto en su terminación como en su vocalización, llamada “estado constructo”.

Según su forma, pueden distinguirse los siguientes grupos o clases de nombres: Nombres de una o dos consonantes radicales. Nombres de tres consonantes radicales: monosilábicos de vocal breve, bisilábicos de vocales breves, de vocal larga en la primera sílaba, de vocal larga en la segunda. Nombres con reduplicación de la segunda radical. Nombres formados por repetición de alguna radical. Nombres con elementos preformativos (prefijos). Nombres con elementos aformativos (sufijos).

El artículo determinado en hebreo es ha-. El artículo indeterminado propiamente dicho falta en hebreo, al igual que en acadio tardío, arameo y dialectos árabes. El adjetivo, flexiona en general lo mismo que el nombre; como carece de formas comparativas expresa la idea comparativa con la partícula min “desde”; así gadól min ha-yeled “grande desde (=desde el punto de vista del...) el niño”, “mayor que el niño”. Para la idea superlativa el hebreo recurre al uso del artículo con el adjetivo; con sustantivos utiliza a veces un nombre de Dios en genitivo, para indicar el grado extraordinario que se implica en afirmación (“montañas de Dios”= “montañas altísima-s”). A veces se utilizan también para esto las palabras “muerte”, “hades”, etc.

Por lo que se refiere al pronombre, hay que hacer notar que el hebreo, no posee pronombres de carácter adjetival, sino únicamente pronombres sustantivos. El pronombre personal tiene dos formas, una cuando aparece independiente y otra cuando va sufijado a nombre o verbo. En su forma independiente se usa en general como nominativo. De modo que cuando el pronombre ha de indicar una relación de atributo o de objeto se coloca como sufijo del nombre o del verbo. Si bien, en hebreo se nota, a lo largo de la historia, una tendencia de la lengua a sustituir los sufijos pronominales acusativos del verbo por esos mismos sufijos en la partícula introductora del acusativo.

Curiosas características morfológica ofrecen los números: “uno” y “dos” son adjetivos; los demás, sustantivos, “veinte” originariamente es dual de “diez”, de “treinta” a “noventa” son plurales de “tres” a “nueve”. Los numerales de “tres” a “diez” generalmente no concuerdan en género con la palabra a que se refieren, la cual aparece con género inverso al del numero, de modo que los masculinos llevan numerales femeninos, y a la inversa.

Muy importante es el verbo hebreo, que por sus radicales muestra diferencias a cualquier otro grupo de lenguas humanas. En su origen, el verbo trata fundamentalmente de expresar más los aspectos (clase de acción) que los tiempos; el matiz temporal es sólo producto de un uso contextual. La estructura morfológica del verbo se compone de la raíz donde se encierra la idea abstracta del verbo, a ella se unen elementos pronominales prefijados para determinar la persona.

Tenemos así una conjugación preformativa (prefijos) y una conjugación aformativa (sufijos). La primera es la tradicionalmente llamada “imperfecto” que se traduce como acción incompleta o futura y la segunda “perfecto” que se traduce como acción completa o pasado; denominaciones que, de mantenerse, lo que no es muy recomendable, sólo pueden tener un valor convencional, pues no reflejan la realidad verbal más que en parte. La primariamente verbal es la conjugación preformativa o imperfecto. La conjugación aformativa es la unión a la raíz verbal estativa o al adjetivo, de los pronombres sufijados. Existe una forma construida con la waw para expresar el pasado o pretérito en la narración y otra para expresar el futuro.

Rasgo morfológico es también, la rica posibilidad de introducir modificaciones del concepto fundamental de la raíz mediante pequeños cambios en ésta. Así, junto a la forma básica del verbo, activa (qal), se obtiene la pasiva-reflexiva y media (nifal), la causativa-declarativa (hifil), la intensiva (piel), la reflexiva-recíproca y pseudo pasiva (hilel, o hitpael), la causativa pasiva (hofal), la intensiva pasiva (pual) y otras menos frecuentes.


4. Las características del idioma griego y su evolución en el Nuevo Testamento
El griego Koine es el idioma común, o del periodo Helenista que viene del año 330 A. C al 330 D. de C. Su desarrollo se debió en parte a la ascendencia del dialecto ático, que daría prestigio a las letras griegas. Atenas como el centro de la literatura y cultura griegas, serviría de modelo para el aprendizaje y conocimiento del griego. Otro factor fundamental es el ímpetu conquistador de Alejandro el Grande. Su ejército de 55,000 hombres greco parlantes y su presencia internacional ayudaría a la difusión del idioma. Si bien no se puede hablar de griego koiné ya a partir de la muerte de Alejandro, en el año 330 A. de C., sin embargo, unos 100 años después, el idioma vernáculo era el griego koiné.

Desde los descubrimientos de Deissmann ya no puede hablarse peyorativamente del Koine. Es un idioma por derecho propio aun cuando por siglos se le desvaloró. En todo caso se debe tener cuidado de precisar los tipos de influencia sobre el griego koiné. Había un griego koiné literario. Es el griego de Polibio, Estrabo y Epicteto, muy cercano al clásico por su estilo refinado. De la misma manera se haya un griego vernáculo, es decir la lengua del día a día. Es el idioma de los negocios, la convivencia diaria y sus afanes. Finalmente, esta el koiné ático, que consiste en la tendencia por volver a lo clásico. Esto último se evidencia principalmente en el campo literario.

Algunas diferencias. Las características en las que difieren el griego clásico del koiné son variadas. Por ejemplo, una estructura de oraciones más simple; es menos complejo sintácticamente hablando, todo lo cual no significa inferior como ya hemos aclarado. Tiene una preferencia por expresiones mas explicitas que definen más (concreción) y sugieren menos (lo poético). El uso de eij, cuyo significado era “hacia”, impuesto sobre ejn, cuyo significado original era en, que condujo a la desaparición de ejn en el griego moderno, es ya evidente en el Nuevo Testamento.

El modo optativo es menos frecuente; el uso del participio es menos extenso; el número dual o par desapareció; i{na empezó a sustituir al infinitivo. El uso perifrástico con eijmi es otro cambio; también el cambio del dativo simple para expresar esfera por el ejn + dativo. Así mismo el uso de o{ti en el discurso indirecto. De la misma manera, el koiné tiende a borrar la distinción entre ciertas palabras. Un ejemplo es e{tero" y a[llo", dos vocablos distintos en el griego clásico pero en el koiné pueden ser intercambiables.

Fuerzas formativas del griego del Nuevo Testamento Gráfica

Este cuadro especifica los puntos de interés de los estudiosos del Nuevo Testamento: el vocabulario, la sintaxis y el estilo. Las tres áreas han interactuado con diversas influencias. Por ejemplo, el koiné vernáculo es el marco general del cual viene la lexicografía del koiné, y en cierto sentido el estilo y la sintaxis también. El koiné literario servirá de contexto gramatical para la sintaxis del Nuevo Testamento, e influirá también en el estilo y la lexicografía. Finalmente, el trasfondo semítico, patente en las citas de la LXX y en el pensamiento de los autores bíblicos, afectará el estilo de nuestros escritores, su orden de palabras, selección de palabras, uso de figuras etc., pero también se sentirá en el vocabulario y la sintaxis.

Siendo estas fuerzas dinámicas en todo momento, el griego koiné no es uniforme ni en vocabulario, ni en estilo, ni en sintaxis. Por ejemplo, el griego más sofisticado será el de la epístola a los Hebreos y el de Lucas en el evangelio y Hechos. El griego de Pablo es más parecido al vernáculo y en cierto sentido más accesible a sus contemporáneos. El griego de Mateo y Marcos refleja mas influencias semíticas. Finalmente, el griego de Juan es más sencillo y el Apocalipsis, quizá por el contexto de visiones y juicios, puede ser un poco más elemental. Este es el fondo lingüístico del cual nos ocuparemos en forma sistemática y organizada en las próximas páginas.


5. Principios gramaticales del idioma griego
El primer año de estudio de la gramática griega esta compuesto por el estudio de los casos, nominativo para indicar el sujeto, genitivo para indicar el poseedor, contenido o materia de algo, dativo para indicar el objeto indirecto y acusativo para indicar el objeto directo. Gran parte del primer año de griego se dedica al estudio de la forma y función básica del sustantivo y su declinación, el verbo y su conjugación, el adverbio, el pronombre, el adjetivo, preposiciones y conjunciones.

El segundo año de griego, y los años subsiguientes, se estudia la cláusula y los diversos usos de los accidentes señalados arriba. Por ejemplos los diversos usos de cada caso; la sintaxis del articulo; la sintaxis de los calificadores (adjetivos, pronombres y preposiciones) y los usos del verbo en sus diversos tiempos, modos y voces. Finalmente se transita a la claúsula y al pensamiento del autor, tal como se recomienda en la exegesis.

En sentido general, la gramática griega se organiza en torno a tres accidentes:

1. El sistema nominal que incluye al sustantivo, al adjetivo, al pronombre y al artículo.

Los accidentes se agrupan de acuerdo a la terminación de la primera declinación, es decir terminan en a y h, y representan, en su mayoría, al género femenino del sustantivo, el adjetivo, el pronombre y el artículo.

También aparecen en la segunda declinación es decir, terminados en o. Estos siempre representan al género masculino y neutro. Finalmente, los encontramos también en la tercera declinación, con terminación consonantal y en el tema o raíz aparece la vocal i, o u . Estos pueden ser masculinos, femeninos o neutros.

2. El sistema verbal que incluye tiempo, modo, voz, el verbo finito y en infinitivo y el participio.

El sistema verbal es por supuesto más complejo en tanto incluye diversos elementos y sus cualidades, cifrados en la inflexión de la palabra. El tiempo, pasado presente y futuro va ligado a la discusión sobre el “aspecto” y la clase de acción. Es decir, si la acción es continua, indefinida o completa y el punto de vista del autor sobre ella. El modo que puede ser indicativo, subjuntivo, imperativo u optativo. La voz, que puede ser activa, pasiva o media.

Estos elementos son relevantes para todos los verbos, sean finitos, es decir, aquellos que muestran en su forma tres personas (1ra. 2da. 3ra.), dos números (singular y plural) que concuerdan con el sujeto. También para los infinitivos, sin persona, modo y número, pero con voz. Es decir, incluye a los infinitivos y a los participios.

Es importante mencionar que el participio es hibrido, se trata de un “sustantivo verbal”. Se declina o cambia en su forma según genero, número y caso como lo haría un adjetivo. De igual manera tiene tiempo y voz funcionando así en forma verbal. De esa cuenta, que por su naturaleza flexiva (supeditado a declinarse) uno podría colocarlo como parte del sistema nominal. De igual manera por su naturaleza verbal uno puede colocarlo en el sistema verbal.

La morfología debe aclarar que no todas las categorías son aplicables. Por ejemplo, no hay un imperativo para la primera persona del singular, en tanto las personas no se dan órdenes a si mismas. Para el imperfecto no hay otros modos más que el indicativo que indica certeza de la acción desde el punto de vista del escritor. También debe decirse en cuanto a su forma que la voz media y la voz pasiva es idéntica en el tiempo presente, en el imperfecto y en el pluscuanperfecto.

El valor y relaciones de estas categorías requieren alguna explicación. Por ejemplo hay verbos que en su forma solo aparecen en voz media. A estos les llamamos verbos deponentes. Por ejemplo e[rgazomai, no significa que yo trabajo solo para mi o en mi interés. Aquí la voz media parece ser solo una forma de inflexión de este y otros verbos.

En el Nuevo Testamento, el sistema verbal tiene dos conjugaciones. Los verbos cuyo primera persona singular termina en w y los verbos cuya primera persona singular termina en mi. Ya en el tiempos neotestamentarios la conjugación en mi va perdiéndose y la sustituye la conjugación en w. Por ejemplo, ajpovllumi se convierte en ajpolluvw, yo destruyo .

3. Palabras de forma fija que incluye adverbios, preposiciones, conjunciones.

Esta es la tercera categoría de gramática. Comprende a las formas que no tienen inflexión pues se trata de formas fijas. No se ven afectadas, en su forma, por el papel que juegan en la oración. Este aspecto de la gramática se ocupa de las partes mas pequeñas que construyen los sistemas que recién acabamos de describir.

6. Alfabeto y morfología del idioma griego
La morfología tiene que ver con el área de la gramática que se ocupa de la forma de las palabras y como por medio de ella se reconoce la clase o categoría gramatical de cada palabra de la oración. Los sustantivos, adjetivos y artículos tienen una forma final, reconocible y analizable. En virtud de esa forma podemos diferenciar un artículo de un sustantivo, un adjetivo de una preposición o de un verbo. Las clases de palabras en la oración griega son, por ejemplo:

Sustantivo Adjetivo Pronombre Artículo Género Numero Persona
Verbo Tiempo Modo Voz Preposición Adverbio Conjunción
Clases de palabras en la oración griega tabla 1

La morfología del Nuevo Testamento griego, en su sentido más comprensivo, clasifica las palabras de acuerdo a tres grandes categorías.

1. El sistema nominal que incluye al sustantivo, al adjetivo, al pronombre y al artículo.
2. El sistema verbal que incluye tiempo, modo, voz, el verbo finito y en infinitivo y el participio.
3. Palabras de forma fija que incluye adverbios, preposiciones, conjunciones.


Alfabeto
El alfabeto es parte de la categoría mayor que conocemos como ortografía. Esta sección de la gramática estudia el alfabeto, las vocales, diptongos los tipos de escritura, los espíritus, los acentos, la crasis y la elisión.

El alfabeto tiene 24 letras las cuales se derivan del alfabeto jónico. Existen siete vocales a, e, i, o, u, h, w y 17 consonantes, b, g, d, z, q, k, l, m, n, x, p, r, s, t, f, c, y. Puesto que es muy difícil reconstruir el sonido de un idioma antiguo, no tenemos certeza de los cambios fonéticos ocurridos en el desarrollo del alfabeto.

Las consonantes. Se clasifican en liquidas
l, m, n, r. Guturales, k, g, c. Labiales, p, b, f. Dentales,
t, d, q. Silbantes, z, x, s, y.

Las vocales. La pronunciación de las vocales, es un problema prácticamente imposible de resolver. A la tendencia de convertir los diptongos ei, oi, ui, en el sonido de la i ó de preferir el sonido de dicha letra cuando, h o u aparecen se le denomina “itacisimo”. Este fenómeno, presente ya en el primer siglo, tendría efecto en la copia y transmisión de textos dictados. Por ejemplo, la palabra nivko" , victoria, en 1 Corintios 15:54 en algunas manuscritos, por ejemplo, p46 y B, se lee "sorbida es la muerte en conflicto"(nei'ko") .

Hoy sabemos del triunfo de esta tendencia itacista en el griego moderno. Sin embargo, partir del siglo XVI existía ya una corriente que se oponía a esta tendencia por creerla incongruente con la evidencia de manuscritos mas antiguos. Erasmo de Rotherdam se convirtió en uno de los opositores del itacismo favoreciendo el etacismo.

En algunos casos, como la diferencia entre los pronombre vosotros o nosotros, uJmei" y hJmei" , el itacismo puede en verdad oscurecer la diferencia entre las palabras, si ambas han de pronunciarse como i. Por ejemplo en Gálatas 4:28 dice “mas nosotros somos hijos de de la promesa”, o se refiere a sus lectores “vosotros sois hijos de la promesa según Isaac”. En primera de Juan 1 ¿tiene el autor en mente que nuestro gozo sea cumplido o que vuestro gozo sea cumplido? Las variantes de lectura prueban que pudo haber itacismo en los copistas.

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